Este comercial lo vi en mi clase de Publicidad en la universidad, y me acuerdo de sentir el “Ahhh!” mío y de mis compañeros al ver la lámpara bajo la lluvia. Es increíble como los correctos planos y escenas, la iluminación y, principalmente, la música, pueden hacer que cualquier cosa (en este caso un objeto doméstico) nos conmueva y generemos empatía con ello. Y lo mejor es el mensaje final del hombre, el corte perfecto para reírnos y decir: “Qué tontos que somos a veces!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario